Leonel, de aliado estratégico a opositor de Abinader
He leído y oído a los comunicadores que critican el escenario que se preparó en las escalinatas del Palacio Nacional – y el costo – dicen que fue propio de un show, carente solemnidad; lo comparan con el que montó el Ministro de Obras Públicas.
Si el Presidente habla el 16 de agosto, es un discurso político de aniversario de la Administración, no de rendición de cuentas, que es el 27 de febrero ante la Asamblea Nacional y, del escenario preparado, teatral, no sobrio, sólo el tiempo dirá si fue inteligente el cambio de hablar desde el despacho.
Este discurso al cierre del primer año, destaca obviamente el éxito en el manejo de la pandemia del Covid-19, insiste en la vocación ética de la Administración, en su intención de reformas y presenta sus logros en materia económica relativas a inflación, crecimiento del PIB y recuperación de empleos y en particular, del turismo y las zonas francas; las altas reservas internacionales, que garantizan estabilidad en la tasa de cambio y, sin citarlo, la liquidez de los bancos: Es la alocución de un mandatario que se sabe apreciado – previamente se publicó que con un 68% de aprobación –, que transmite deseos de trabajar y buenas intenciones… pero, se juega su capital político en un amplio programa de reformas … – incluyendo la constitucional – las reformas son tema de la sociedad civil, no aportan un voto.
El Gobierno como conjunto, es otra cosa. Se advierte en algunos funcionarios incompetencia manifiesta, un pánico judicial – tanto como en las filas del PLD – que les impide actuar, retroceso en algunos procedimientos superados, ausencia de interés político y ejecución de una agenda personal – de algunos – contraria a las políticas públicas de la Administración; en ciertos casos, omisiones y decisiones pobres que afectaron los precios de bienes básicos entre los cuales, la carne de pollo, es un ejemplo olímpico de imprevisión: Desde luego, también es cierto que los comodities ligados a los alimentos han aumentado igual que los combustibles.
Aunque no hizo parte del discurso, al día siguiente se informó la compra – a cargo del Estado- de las acciones que en Refidomsa tenía PDV Caribe por la suma de USD$88.1 millones, no sabemos si el pago se hizo en dinero – algo difícil – o mediante la cancelación de deudas… que en el caso de la venezolana, se cotiza a un 10% de su valor.
El capital contable de Refidomsa al 30 de junio del 2021 era de RD$10,317,168,147, equivalentes al RD$57.0 por dólar a USD$181.0 millones de los cuales el Estado venezolano era propietario de unos USD$88.70 millones, sin incluir los dividendos que pudieren haber sido destinados a los socios previamente y que Venezuela no pudo retirar: Desde el 2017 no participaba de la dirección de la empresa, según la Cámara de Comercio y Producción.
Esta operación debió pasar la No Objeción del Gobierno norteamericano debido al embargo impuesto a los bienes venezolanos, esta parte gracias a los empresarios Rizek que desplegaron una eficaz labor diplomática de lobby en Washington.
No creo y, supongo que casi nadie, que el Estado vaya a operar sólo la Refidomsa, por lo que no hay que dudar que pronto coloque esas acciones en el mercado local a través de alguna licitación, que al mismo tiempo de mejor gerencia a la empresa afectada de una notable obsolescencia.
El mensaje presidencial fue respondido al día siguiente por la dirección del PLD, sin mucho éxito y poco eco, empero no sucedió igual en las redes en donde hubo bastante ruido y se leyeron los primeros cuestionamientos, básicamente a la forma: Algo parecía estar cambiando.
La clarinada la dio, con elegante y sencilla prudencia, Leonel Fernández, al apoyar determinadas políticas públicas del Presidente Abinader, al tiempo que cuestionaba puntualmente ciertos “logros” y señalaba debilidades sentidas por la gente, particularmente en lo relativo a la inflación alimentaria: En años fue la mejor pieza del ex presidente y la primera para buscar el perfil de líder opositor, prudente pero firme en busca de capitalizar el natural desgaste del Gobierno para el segundo año: No es ruptura, es notificación.
Lo mejor que tiene el Gobierno es la imagen del Presidente Abinader, debían los publicistas estudiar si vale la pena centrar en él toda acción y la defensa de cada tema, ante la ausencia increíble de voceros en el Palacio Nacional: Es la voz del Presidente la que oímos hasta en los anuncios del Gobierno… eso, desgasta, sobre todo cuando es claro que ha terminado la luna de miel y no se produjeron cambios en la Administración.