Haití se quema y el humo que llega fuerte, nos ahogará
Por: Ángel Lockward.
Haití se está quemando… desde su fundación y las cenizas, que siempre llegaron fuertes a nuestro territorio, ahora cruzan traídas por vientos de desasosiego por la ingobernabilidad, ya manifiesta de un Estado fallido cuyo peso nos ahoga ante la indiferencia continental.
Partiendo de lo último, la Tercera Ola de Democratización en América que se sitúa en 1978 en República Dominicana y concluye en 1986 en Haití con la salida de Jean Claude Duvalier, entonces, sólo Cuba no tenía un gobierno elegido democráticamente.
Haití fue el único territorio en que el neoliberalismo no pudo lograr alternabilidad electoral; partiendo de Namphy, quien depone a Duvalier hasta la fecha, 13 personas se han sucedido en la jefatura del Estado pero, solo Preval y Martely, lograron concluir sus mandatos, la mayoría de ellos duró apenas meses al frente del Estado o del Gobierno. Preval, el más exitoso pues concluyó completos dos periodos, durante el 80% del tiempo lo hizo sin Gobierno, por decreto.
La inseguridad pública hija de la política, en particular desde 1991 con el primer derrocamiento de Aristide, destruyó la débil economía – basada en turismo y maquila – ahondando la crisis social y devolviendo los niveles de vida al 1950 por decrecimiento sostenido del PIB; al desastre de la clase política no le faltaron fenómenos naturales que contribuyeron a la permanente y creciente calamidad.
El resultado es ingobernabilidad absoluta en este Estado fallido que la comunidad internacional, en especial la ONU, tras 29 años de intervención militar permanente, no ha logrado equilibrar y, ahora, para colmo, se retira fracasada.