OPINION

Los 50 de Miguel y las culpas de Baní

Pablo McKinney
pablomckinney@gmail.com

EXPLICO UNA AUSENCIA.– En La Década Roja, Francisco Umbral cuenta que en una ocasión Dalí no pudo asistir a su cumpleaños “por compromisos contraídos previamente con la muerte”. En nuestro caso, nuestra ausencia en la recepción de homenaje y reconocimiento a mi director y amigo, Miguel Franjul, por sus 50 años de ejercicio periodístico sin vacaciones, no fue tan trágica como la del genio de Figueras, sino todo lo contrario, pues esta vez el “compromiso contraído previamente” no fue con la muerte sino con la vida, exactamente con una de las dos almas que la inspiran y justifican: la Paola mayor.

CULPAS DE BANÍ Y NO DE ESPAÑA .– Miguel Antonio Franjul y Bucarelli cumple 50 años de oficio, y lo correcto y esperado sería que uno ocupara estas líneas en contar sus aportes a la profesión, logros en el oficio, sus preocupaciones y su moderna visión (a pesar de los años) de lo que deben ser y hacer el periodismo y los periódicos para sobrevivir a estos nuevos tiempos digitales. Se trataba de recordar su exitosa trayectoria del reportero que nunca ha dejado de ser, su talento especial para dirigir diarios. Era de suponer que un banilejo que lo conoce desde hace ahora mil años, Guerra de Abril, pudiera conceptualizar con profundidad y coherencia a partir de sus sesudas conversaciones con su director y amigo sobre los grandes temas del periodismo, pero no. Nada de lo anterior ha sido posible, y ni Miguel Franjul es culpable, ni lo soy yo. La culpa de que yo no haya aprovechado mis conversaciones con este banilejo empedernido para aprender de su experiencia y sus dones de periodista la tiene el pueblo de Baní, el barrio Mejoramiento Social, y la tiene Luisín Mejía Oviedo que, si llega a uno de nuestros encuentros en el diario, en vez de sumarse a la recién comenzada conversación sobre la libertad de prensa, empieza a hablar de un nuevo problema de Baní, y a decir que el Listín ( o sea Miguel), y nuestros medios en Color Visión, CDN o ZOL deben apoyar, que Chacho (alcalde) llamó; (ahí meto yo a don Roberto Serrano, de Peravia Industrial), y como siempre llamamos a Los Perelló; en fin, que hasta ahí llegó el diálogo periodístico y ahí empezó la tertulia sobre Baní,  que las Dunas y los jodidos areneros impunes, que la autovía Baní- San Cristóbal no está lista, que la Circunvalación no arranca, (“Dana, llame a Gonzalo Castillo otra vez”), ni arranca La presita de La Gina, pero ya de periodismo nada, sólo aquello que tenga que ver con los intereses, la tranquilidad y el progreso de Baní, vale.

NOSTALGIAS .- Difícil es encontrar a un banilejo tan apegado como Miguel Franjul al Baní de hoy, y tan enamorado del otro, el Baní de nuestras nostalgias, ay, nostalgia del Hollywood, del Bar Restaurant El Bosque, con Papi Sazón Bernabel en la cocina, (o sea de chef jefe, como se dice ahora), Radio Baní La Voz del Sur, Música del Ayer con Pepe Batlle, los pasadías de noviembre, las serenatas de siempre, alboradas para iniciar el homenaje a la Virgen de Regla cada 21 de noviembre, y Tilo Rivas y su amistad, Guelo enamorando a Berenice en la esquina de McKINNEY, Roosevelt Villalona y sus interminables proyectos; los amores que nacieron o los inolvidables amores porque nunca fueron, la Banda Municipal con su concierto de domingo, celebrando la vida, con esa felicidad que no sabíamos hasta ahora que era felicidad y era tanta, ay.

LUISÍN, PABLO: ¡VÁYANSE YA! .- Baní está agradecido y se siente orgulloso de Miguel Antonio Franjul y Bucarelli, el hijo de la profesora Antonia. Sabiendo esto, la dirección ejecutiva del Club Los Traviesos, del Barrio Mejoramiento Social, ha designado al hijo de la profesora Yocasta y al de la profesora Yolanda, para decírselo. (Es en este momento donde su asistente, Dana Santana, entra por cuarta vez al despacho del director del Listín Diario para decirnos: “Por favor, Luisín, por favor, Pablo, váyanse ya, que Don Miguel tiene que hacer un periódico y son las siete”.  ¡Gracias!

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