ECONOMIA

William D. Nordhaus y Paul M. Romer ganan el premio Nobel de Economía de 2018

Dos estadounidenses se llevan el galardón por integrar los estudios sobre el cambio climático y las innovaciones tecnológicas con el análisis macroeconómico

 

Los estadounidenses William D. Nordhaus y Paul M. Romer han sido galardonados con el Nobel de Economía 2018. El primero por integrar el cambio climático en el análisis económico determinando los costes y beneficios de reducir las emisiones contaminantes. Y el segundo por hacer lo mismo pero con las innovaciones tecnológicas, explicando qué hace que una economía innove y, por tanto, crezca más que otras. «Sus hallazgos han ampliado significativamente el alcance de análisis económico mediante la construcción de modelos que explican cómo la economía de mercado interactúa con la naturaleza y el conocimiento», ha destacado la academia sueca.

William D. Nordhaus, nacido en 1941 en Albuquerque (Estados Unidos), es profesor en la Universidad de Yale. Su principal contribución consiste en crear modelos económicos que integran también el cambio climático, los daños que provoca y las políticas correctoras que se pueden utilizar. En opinión de Nordhaus, los agentes económicos no pagan un precio por las emisiones de carbono. Así que él es partidario de corregir esas llamadas externalidades negativas aplicando impuestos al carbono de forma global. Y estos deben implantarse de forma global, para evitar el fenómeno del free ryder, es decir, que unos países no hagan nada contra el cambio climático porque otros sean quienes lo hacen.

«Los gobiernos, empresas y hogares no pagan hoy prácticamente nada», dijo este año al recibir el premio Fronteras del Conocimiento de BBVA. Sus investigaciones permiten poner un precio a las emisiones tal y como se intenta hacer en el mercado europeo de derechos de emisión de CO2. De hacerlo, se invertiría más en otras tecnologías como las renovables, sostiene Nordhaus.

A mediados de los noventa, se convirtió en la primera persona en crear un modelo de evaluación integrado sobre el cambio climático que incluye la población, cómo se concentra el dióxido de carbono, cómo afecta a la temperatura global, los efectos de respuestas con distintas políticas como el impuesto al carbono y la evolución del daño causado y sus consecuencias negativas para la economía. Es decir, según cuánto suben las emisiones cuantifica el aumento de la temperatura y sus posibles impactos en la economía. “De este modo se pueden calcular los impuestos al carbono capaces de corregir los daños del cambio climático de forma óptima”, explica Xavier Labandeira, catedrático de Economía de la Universidad de Vigo.

«Su modelo cuantitativo describe la interacción global entre la economía y el clima e integra teorías y resultados empíricos de la física, la química y la economía», señala el comunicado del premio. Y añade: «El modelo de Nordhaus ahora está ampliamente difundido y se utiliza para simular cómo la economía y el clima evolucionan conjuntamente. Se utiliza para examinar las consecuencias de las intervenciones de política climática, por ejemplo, los impuestos al carbono».

Recientemente, Nordhaus ha sugerido que se creen clubes de países que estén dispuestos a poner juntos un precio al carbono y que fijen aranceles comerciales para el resto que no lo hace.

Paul M. Romer, nacido en 1955 en Denver (Estados Unidos), es profesor en la escuela de negocios NYU Stern y ex economista jefe del Banco Mundial. Según explica el Banco de Suecia, Romer demuestra de qué forma el conocimiento puede funcionar como motor del crecimiento económico a largo plazo.

Hasta los estudios de Romer, el progreso tecnológico que impulsa el crecimiento económico era una especie caja negra de la que no se sabía nada. En los modelos de los economistas era como un maná caído del cielo, un elemento exógeno e imprevisible. Sin embargo, Romer prueba que el progreso tecnológico es algo que se produce en una economía de mercado y que hay un contexto en el que se puede fomentar.

Mientras que el crecimiento basado en la acumulación de factores productivos tiene unos rendimientos decrecientes, el crecimiento basado en ideas e innovaciones es sostenible a largo plazo y puede suceder de dos maneras: o bien una empresa puede tener una posición lo suficientemente monopolística como para poder recuperar los costes de innovar. De ahí que se justifique el uso equilibrado de patentes para fomentar la innovación: con derechos suficientes para recobrar la inversión pero limitados en el tiempo para que otros puedan aprovecharlos.

O bien el mercado no suele premiar a los creadores de nuevos conocimientos y, en consecuencia, no genera el suficiente cambio tecnológico. Así que para compensar este problema se debe incentivar la investigación y el desarrollo con subsidios. Estas ideas explican además las divergencias a largo plazo en el crecimiento de los países. «La teoría de Romer ha generado grandes cantidades de nuevas investigaciones sobre las regulaciones y políticas que fomentan nuevas ideas y prosperidad a largo plazo», subraya la academia sueca.

Las investigaciones de los dos premiados «proveen argumentos convincentes para la intervención de los gobiernos» corrigiendo problemas que ocasionan los mercados, defiende el jurado del galardón.

Las polémicas de Romer

Romer es un personaje no exento de controversia. Por un lado, ha criticado el abuso de las matemáticas en la economía actual. A su juicio, la economía es una ciencia social que no puede ser sometida a la precisión de las matemáticas. Su uso muchas veces esconde posiciones ideológicas, ha argumentado el ahora premio Nobel.

Por otro, cuando trabajaba como economista jefe del Banco Mundial, Romer protagonizó una polémica al denunciar la manipulación por motivos políticos del ranking de Chile en el Doing Business, el informa que elabora el organismo internacional y que mide la facilidad para hacer negocios en un país. Según explicó él mismo, la posición de Chile empeoraba bajo el gobierno de Bachelet y mejoraba con el de Piñera sin que estuviese justificado. Tras esa denuncia que negó el Banco Mundial, abandonó la institución.

Otra propuesta polémica de Romer ha sido que los países menos desarrollados creen ciudades-Estado con una regulación fijada por un país o grupo de países extranjeros, en una suerte de neocolonialismo consensuado que favorecería el desarrollo y la inversión directa.

50 años del Nobel de Economía

El premio Nobel de Economía este año cumple 50 años. El conocido popularmente como premio Nobel de Economía, concedido por primera vez en 1969, no es en realidad uno de los nobeles originales, sino un galardón distinto al resto, en honor a Alfred Nobel y que otorga el Banco de Suecia y no la Fundación Nobel.

El perfil del laureado ha sido muy homogéneo a lo largo de los años: varón, estadounidense y con una larga trayectoria profesional. La edad media de los premiados es de 67 años. Desde su creación, el premio ha reconocido a figuras consagradas como Friedman, Hayek, Samuelson y Stiglitz, entre otros. Hasta la fecha, solo una mujer, la estadounidense Elinor Ostrom, ha sido distinguida con este premio, que obtuvo en 2009 junto a su compatriota Oliver E. Williamson por su trabajo en gobernanza económica.

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